MICROMACHISMOS:
LA VIOLENCIA INVISIBLE EN LA
PAREJA
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Luis Bonino
Méndez
En
este artículo se ponen en evidencia los comportamientos "invisibles"
de violencia y dominación, que casi todos los varones realizan cotidianamente
en el ámbito de las relaciones de pareja. Dichos comportamientos, definidos
como "micromachismos", son descriptos, clasificados (coercitivos,
encubiertos o de crisis) y analizados sus efectos sobre la autonomía y
psiquismo de las mujeres. Para favorecer la igualdad de género, los varones
deben reconocer y transformar estas actitudes, grabadas firmemente en el modelo
masculino.
INTRODUCCIÓN
Mi propósito en estas líneas es poner en
evidencia estas prácticas, a las que algunos autores llaman pequeñas tiranías,
terrorismo íntimo o violencia "blanda" y yo, desde 1991, he
denominado "micromachismos" (mM). Para ello, trataré de describirlas
y visibilizarlas, tomando en este caso el ámbito de la pareja, y analizando
además sus efectos en las mujer, el varón y su relación. Tomaré como base
descriptiva a la pareja heterosexual de convivencia con hijos/as, lo que no
significa que en las otras formas de pareja estas prácticas no existan.
Creo que es importante develar estos
mecanismos como parte de la tarea de hacer un análisis crítico de las
injusticias de la vida cotidiana. Si pensamos desde una óptica de igualdad
entre los géneros, visibilizarlos es un primer paso para intentar su neutralización
y posterior desactivación en las relaciones entre mujeres y varones, para
contribuir a modificar los juegos de dominio y permitir el desarrollo de
relaciones mas cooperativas, honestas e igualitarias en derechos y
obligaciones. (Miller, 1996)
PODER Y GÉNERO
Introducirnos en la visibilización de estas prácticas supone
tener claro previamente que en las relaciones de mujeres y varones no se juegan
sólo diferencias sino sobre todo desigualdades, es decir situaciones de poder y
estrategias de su ejercicio. Por eso, antes de abordar los mM y para entender
más su ejecución, voy a apuntar algunas ideas que hacen a la comprensión del
tema del poder entre los géneros, y que están sustentadas en pensamientos de
Foucault y los estudios feministas aplicados a las familias y a las parejas.
El poder no es una categoría abstracta;
el poder es algo que se ejerce, que se visualiza en las interacciones (donde
sus integrantes lo despliegan). Este ejercicio tiene un doble efecto: opresivo,
pero también configurador en tanto provoca recortes de la realidad que definen
existencias (espacios, subjetividades, modos de relación, etcétera).
La palabra "poder" tiene dos
acepciones popularmente utilizadas: una es la capacidad de hacer, el poder
personal de existir, decidir y autoafirmarse. Es el poder autoafirmativo. Este
poder requiere para su ejercicio una legitimidad social que lo autorice (y esta
legitimidad sólo la han obtenido hasta hace muy poco los varones). La otra
acepción: la capacidad y la posibilidad de control y dominio sobre la vida o
los hechos de los otros, básicamente para lograr obediencia y lo de ella
derivada. Es el poder de dominio.
Este poder de dominio masculino,
arraigado como idea y como práctica en nuestra cultura se mantiene y se
perpetua, entre otras razones por:
·
La división
sexual del trabajo, que aún adjudica a la mujer el espacio doméstico,
·
Su
naturalización y su inscripción axiomática en las mentes de mujeres y varones.
·
La falta de
recursos de las mujeres y la deslegitimación social de su derecho a ejercer el
poder autoafirmativo.
·
El uso por
los varones del poder de macrodefinición de la realidad y del poder de
microdefinición, que es la capacidad y habilidad de orientar el tipo y el
contenido de las interacciones cotidianas en términos de los propios intereses,
creencias y percepciones. Poder llamado también de puntuación que se sostiene
en la idea del varón como autoridad que define que es lo correcto (Saltzman,
1989).
·
La
explotación de las femeninas capacidades de cuidado y de ayudar a crecer a
seres humanos (el llamado "poder del amor" - Jonnasdotir, 1993) en
las que nuestra cultura hace expertas a las mujeres.
LOS MICROMACHISMOS
Como expresé anteriormente, los mM son prácticas de
dominación y violencia masculina en la vida cotidiana, del orden de lo
"micro", al decir de Foucault, de lo capilar, lo casi imperceptible,
lo que está en los limites de la evidencia. El prefijo "micro" del
neologismo con el que nombro a estas prácticas alude a esto.
Decidí también incluir
"machismo" en el término acuñado porque, a pesar de ser una palabra
de significado ambiguo (en tanto designa tanto la ideología de la dominación
masculina como los comportamientos exagerados de dicha posición), alude en el
lenguaje popular, a una connotación negativa de los comportamientos de
inferiorización hacia la mujer, que era lo que quería destacar en el término.
Los mM comprenden un amplio abanico de
maniobras interpersonales que impregnan los comportamientos masculinos en lo
cotidiano:
·
imponer y
mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer, objeto de la
maniobra;
·
reafirmar o
recuperar dicho dominio ante la mujer que se "rebela" de
"su" lugar en el vínculo;
·
resistirse
al aumento de poder personal o interpersonal de la mujer con la que se vincula,
o aprovecharse de dichos poderes;
·
aprovecharse
del "trabajo cuidador" de la mujer.
Algunos mM son conscientes y otros se realizan con la "
inocencia" del hábito inconsciente. Con ellos los varones no solo intentan
instalarse en una situación favorable de poder, sino que internamente buscan la
reafirmación de su identidad masculina -asentada fuertemente en la creencia de
superioridad y en la necesidad de control- y satisfacer deseos de dominio y de
ser objeto de atención exclusivo de la mujer.
Puntualmente, los mM pueden no parecer
muy dañinos, incluso pueden resultar normales o intrascendentes en las
interacciones, pero su poder, devastador a veces, se ejerce por la reiteración
a través del tiempo, y puede detectarse por la acumulación de poderes de los
varones de la familia a lo largo de los años. Un poder importante en este
sentido es el de crearse y disponer de tiempo libre a costa de la
sobreutilización del tiempo de la mujer.
MICROMACHISMOS COERCITIVOS
En estos mM, el varón usa la fuerza (moral, psíquica,
económica o de la propia personalidad), para intentar doblegar a la mujer,
limitar su libertad y expoliar el pensamiento, el tiempo o el espacio, y
restringir su capacidad de decisión. La hacen sentir sin la razón de su parte y
ejercen su acción porque provocan un acrecentado sentimiento de derrota cuando
comprueba la pérdida, ineficacia o falta de fuerza y capacidad para defender
las propias decisiones o razones. Todo ello suele promover inhibición,
desconfianza en si misma y disminución de la autoestima, lo que genera más
desbalance de poder.
En la siguiente enumeración, como en la
de las otras categorías que realizaré más adelante, procuraré nombrar, en un
desordenado orden, algunas de los mM y sus características que he podido
comprobar con más frecuencia.
Intimidación
Este es un mM que está en el límite entre la violencia
psicológica y los mM propiamente dichos. Maniobra atemorizante que se ejerce
cuando el varón ya tiene fama (real o fantaseada) de abusivo o agresivo. Da
indicios de que si no se le obedece, 'algo" podrá pasar. Implica un arte
en el que la mirada, el tono de voz, la postura y cualquier otro indicador
verbal o gestual pueden servir para atemorizar. Para hacerla creíble, es
necesario, cada tanto, ejercer alguna muestra de poder abusivo físico, sexual o
económico, para recordarle a la mujer que le puede pasar si no se somete. A
largo plazo se crea generalmente una situación en la que el varón logra no ser
molestado en lo que a él no le gusta, y no estar disponible para nadie, salvo
para sí mismo.
Control del dinero
Gran cantidad de maniobras son utilizadas por el varón para
monopolizar el uso o las decisiones sobre el dinero, limitándole su acceso a la
mujer. Se incluye también en este apartado la negación del valor económico que
supone el trabajo doméstico y la crianza y el cuidado de los niños.
No participación en lo doméstico
Basada en la creencia que lo doméstico es femenino y lo
público masculino, por esta grupo de maniobra se impone a la mujer hacerse
cargo del cuidado de algo común: el hogar y las personas que en ella habitan.
Es una práctica de sobrecarga por omisión, que el varón justifica apelando a su
rol de "proveedor" al que no se puede agobiar más de lo que soporta en
su trabajo (es paradójico que esta justificación la realizan aun varones que no
son los principales proveedores de o económico, con lo que imponen la
"doble jornada" a la mujer que trabaja)
Uso expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo para
sí
Este grupo de mM se apoyan en la idea de que el espacio y el
tiempo son posesión masculina, y que por tanto la mujer tiene poco derecho a
ellos. Por tanto su apoderamiento es natural y no se piensa en la negociación
de espacios y ni de tareas comunes que llevan tiempo.
Insistencia abusiva
Conocido popularmente como "ganar por cansancio",
este mM consiste en obtener lo que se quiere por insistencia inagotable, con
agotamiento de la mujer que se cansa de mantener su propia opinión, y al final
acepta lo impuesto a cambio de un poco de paz.
Imposición de intimidad
Este mM consiste en una acción unidireccional de
acercamiento cuando el varón desea, es una práctica coactiva en cuanto el varón
no se molesta en negociar movimientos hacia la intimidad. Muy típico ejemplo de
esto es la seducción forzada cuando él quiere sexo.
Apelación a la "superioridad" de la
"lógica" varonil
En este grupo se recurre a la "razón" (varonil)
para imponer ideas, conductas o elecciones desfavorables a la mujer. Utilizada
por varones que suponen que tienen la 'única" razón o que la suya es la
mejor. No tienen en cuenta los sentimientos ni las alternativas y suponen que
exponer su argumento les da derecho a salirse con la suya. No se cesa de
utilizar hasta que la mujer dé lógicas razones (las del varón, por supuesto), y
obligan a que ella tenga muy en claro su propia posición si no quiere
someterse. Provoca intenso agobio.
Toma o abandono repentinos del mando de la situación
Estas son maniobras o menos sorpresivas de decidir sin
consultar, anular o no tener en cuenta las decisiones de la mujer, basados en
la creencia del varón de que él es el único que tiene poder de decisión.
MICROMACHISMOS ENCUBIERTOS
Estos mM son los que atentan de modo más eficaz contra la
simetría relacional y la autonomía femenina, por su índole insidiosa y sutil
que los torna especialmente invisibles en cuanto a su intencionalidad. En
ellos, el varón oculta (y a veces se oculta) su objetivo de dominio y
forzamiento de disponibilidad de la mujer. En algunas de estas maniobras esos
objetivos son tan encubiertos y su ejercicio es tan sutil que pasan
especialmente desapercibidas, razón por la que son muy efectivas. Utilizan, no
la fuerza como los mM coercitivos, sino el afecto y la inducción de actitudes
para disminuir el pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola a
hacer lo que no quiere y conduciéndola en la dirección elegida por el varón.
Aprovechan su confiabilidad afectiva y provocan en ella sentimientos de
desvalimiento o impotencia, acompañadas de confusión, zozobra, culpa, dudas de
si, (al no haber coerción evidente) que favorecen el descenso de la autoestima
y la autocredibilidad. Por no ser evidentes, no se perciben en el momento, pero
se sienten sus efectos coaccionantes, por lo que conducen habitualmente a una
reacción retardada (y "exagerada" dicen los varones) por parte de la
mujer, con mal humor, frialdad y estallido de rabia "sin motivo". De
ellos he podido detectar hasta ahora los siguientes grupos que he discriminado
a los fines descriptivos, pero que en general se ejecutan en una compleja y
astuta mezcla:
Abuso de la capacidad femenina de cuidado
Este es el grupo de mM probablemente mas avalado y
silenciado por la cultura. Por ellos el varón utiliza y explota la capacidad de
las mujeres de cuidado hacia otras personas. Esta capacidad está muy
desarrollada en ellas por efectos de su socialización que las impele a
"ser para otros". Algunas mujeres, conocedoras de este grupo de mM lo
llaman "vampirismo", es decir un comportamiento de extracción y
vaciamiento de energía vital que el varón aprovecha para sí. Entre estos mM
tenemos:
·
Maternalización
de la mujer. La inducción a que la mujer sea como una madre tradicional:
cuidadosa y comprensiva, es una práctica que impregna el comportamiento
masculino. De las múltiples caras de esta maniobra, algunas son: pedir,
fomentar o crear condiciones para que la mujer priorice sus conductas de
cuidado incondicional (sobre todo hacia el mismo varón) promoviendo que ella no
tenga en cuenta su propio desarrollo laboral, acoplarse al deseo de ella de un
hijo prometiendo ser un "buen padre" y desentenderse luego del
cuidado de la criatura, manipularla para que sea el "complemento" del
varón o el "reposo del guerrero, etc.
·
Delegación
del trabajo de cuidado de los vínculos y las personas. Maniobras basadas en la
creencia que lo doméstico y el cultivo de la conexión son patrimonio de la
mujer. Se impone aquí de diversos modos que la mujer crea que es la encargada
de cuidar la vitalidad de la pareja, el desarrollo de la cría y de los vínculos
con ellos/as, con la familia de él e incluso con sus amigos.
·
Requerimientos
abusivos solapados: son pedidos sin pedir explícitamente, "mudos",
que apelan a activar automáticamente los aspectos "cuidadores" del
rol femenino tradicional y hacer que la mujer cumpla ese pedido sin percatarse
que lo está haciendo por coacción.
Creación de falta de intimidad
Aquí podemos considerar diferentes grupos:
·
Silencio.
La renuencia a hablar o hablar de sí es una actitud habitual en los varones
desde tiempo inmemorial y que recientemente se vuelve problemática al ponerse
en entredicho la autoridad masculina y las mujeres exigir conexión. Permanecer
en silencio no es sólo no poder hablar, sino no sentirse obligado a hablar ni a
dar explicaciones (recurso que solo pueden permitirse quienes tienen poder) y
por tanto imponer el no diálogo y el enmascaramiento. Por todo esto el silencio
es un mM.
·
Aislamiento
y puesta de límites. Estas son maniobras de puesta de distancia e imposición de
no acercamiento que suelen utilizarse cuando la mujer quiere intimidad,
respuestas o conexión y no se inhibe con el silencio. Como el silencio, estos
mM imponen las reglas de vinculación.
·
Avaricia de
reconocimiento y disponibilidad. Estas son maniobras múltiples de retaceo de
reconocimiento hacia la mujer como persona y de sus necesidades, valores,
aportes y derechos. Se retacea también el apoyo y el cuidado (además de
imponerle el rol de cuidadora). Conducen al hambre de afecto (el que, en
mujeres dependientes, aumenta su dependencia).
·
Inclusión
invasiva de terceros (amigos, reuniones y actividades) Con esta maniobra se
limita al mínimo o se hace dejar de existir los espacios de intimidad. A veces
está acompañada de la acusación a la mujer de ser "poco sociable".
Seudointimidad
En este grupo de mM el varón dialoga, pero manipulando el
diálogo, de modo de favorecer el control y el ocultamiento, dejando a la mujer
con menos poder al retacearle sinceridad.
·
Comunicación
defensiva-ofensiva. El objetivo de la comunicación no es aquí la apertura sino
que se habla para imponer y convencer. Existen defensas y ataques para imponer
las propias razones, y no apertura ni negociación.
·
Engaños y
mentiras. Aquí el varón oculta u omite información para desfigurar la realidad
y seguir aprovechando ventajas que si fuera sincero perdería. Oculta lo que no
conviene que la mujer sepa, para no ser perjudicado en lo que no quiere perder,
fundamentalmente poder de decisión.
Desautorización
Estas maniobras están basadas en la creencia que el varón
tiene el monopolio de la razón, lo correcto y el derecho a juzgar las actitudes
ajenas desde un lugar superior.
·
Descalificaciones.
Suponen el derecho a valorar negativamente las actitudes de la mujer,
denigrándola y no dándole el derecho a ser valorada y apreciada a menos que
obedezca las "razones" del varón y haga lo que según él es
"correcto". Para ello sirven todo tipo de expresiones y
etiquetaciones descalificatorias.
·
Negación de
lo positivo. No se reconoce a la mujer sus cualidades ni los aportes positivos
que hace al vínculo y a la vida cotidiana, especialmente el valor del trabajo
doméstico.
·
Colusión
con terceros. Aquí, el varón intenta establecer alianzas con las personas con
los que la mujer tiene vínculos afectivos (parientes, amistades) a través del
relato de historias sesgadas, secreteos, etc., con el objetivo de desautorizarla
y dejarla sola y a su merced. (Bograd, 1991).
·
Terrorismo
misógino. Se trata aquí de comentarios descalificadores repentinos y
sorpresivos, tipo 'bomba", realizados generalmente en el ámbito público,
que dejan indefensa a la mujer por su carácter abrupto. Producen confusión,
desorientación y parálisis. Utilizan la ridiculización, la sospecha, la
agresión y la culpabilidad.
·
Autoalabanzas
y autoadjudicaciones. En estas maniobras, se desautoriza a la mujer a través de
la hipervaloración que hace el varón de sus propias cualidades o aportes, así
como autoadjudicándose espacios, objetos o tiempos que se niegan al mujer.
Paternalismo
En este tipo de maniobra se enmascara la posesividad y a
veces el autoritarismo del varón, haciendo "por" y no "con"
la mujer e intentando aniñarla. Se detecta sobre todo cuando ella se opone al
aniñamiento, y él no puede tolerar que ella sea autónoma y no controlarla.
Manipulación emocional
Tenemos aquí a un grupo de mM donde el varón utiliza el
afecto no para el intercambio emocional sino como instrumento para lograr el
control de la relación. Se emiten mensajes que se aprovechan de la confianza y
la afectividad de la mujer para promover en ella dudas sobre sí misma y
sentimientos negativos, generando inseguridad y dependencia. Se usan para ello
dobles mensajes, insinuaciones, acusaciones veladas, etcétera. De entre su
amplia variedad podemos destacar:
·
Culpabilización-Inocentización.
Este mM presenta dos caras. Por una, se hace sentir a la mujer en falta de los
modos más variados, generalmente apelando a su "no saber hacer", o a
no desempeñar "correctamente" su rol de esposa o madre. Basada en que
la creencia que lo que la mujer "debe hacer" está definido por el
varón y que ella es culpable (desde Eva) por naturaleza. Por la otra cara de
esta maniobra, el varón nunca se siente responsable de nada, es decir, es inocente
en cuanto a la producción de disfunciones en lo cotidiano.
·
Dobles
mensajes afectivos: En este tipo de maniobras el varón emite mensajes de afecto
con un fin manipulativo oculto y que dejan a la mujer sin posibilidad de
reacción: si los acepta, es manipulada, si no los acepta es culpabilizada por
no ser afectuosa.
·
frente a acciones
que no le gustan al varón, pero a las cuales no se puede oponer con argumentos
"racionales"
Autoindulgencia y autojustificación
En estas maniobras el varón se autojustifica o es muy
indulgente consigo mismo frente a la no realización de tareas o actividades que
hacen al cultivo de un vínculo igualitario. Procuran bloquear la respuesta de
la mujer ante acciones e inacciones del varón que la desfavorecen puesto que al
no hacerlas él, la obligan a hacerlas a ella.
·
Hacerse el
tonto. En este mM el varón elude responsabilizarse por sus actitudes injustas,
su desinterés en el cambio o el no tener en cuenta a la mujer apelando a
diversas razones que, según él, son inmodificables
·
Impericias
y olvidos selectivos. Esta maniobra consiste en evitar responsabilidades (e
imponérselas a la mujer) a partir de declararse inexperto para determinadas tareas
(limpiar la cocina por ejemplo) o manejo de aparatos (lavadora, lavavajillas),
ocultando su nula predisposición para el aprendizaje: ¿cómo es posible si no
que muchos varones manejen tan fácilmente un aparato tan complejo como el
ordenador y no sepan hacer funcionar la lavadora?.
·
Comparaciones
ventajosas. Con esta maniobra el varón intenta acallar los reclamos de la mujer
apelando a que hay varones peores que él, y que entonces no debería quejarse.
·
Seudoimplicación
doméstica. Este mM es frecuente entre los varones progresistas, que demuestra
que no existe un deseo de real corresponsabilidad en lo doméstico. En él, el
varón actúa sólo como "ayudante" de la mujer, sobrecargándola y
asumiendo además las tareas menos engorrosas.
·
Minusvaloración
de los propios errores. Los propios errores, descuidos, desintereses y
equivocaciones en lo que hace al trabajo doméstico y de conexión son poco
tenidos en cuenta y fácilmente disculpados.
MICROMACHISMOS DE CRISIS
Estos mM suelen utilizarse en momentos de desequilibrio en
el estable disbalance de poder en las relaciones, tales como aumento del poder
personal de la mujer por cambios en su vida o pérdida del poder del varón por
razones de pérdida laboral o de limitación física.
CATEGORIAS:
Hipercontrol
Este mM consiste en aumentar el control sobre las
actividades, tiempos o espacios de la mujer, frente al temor que el aumento
real o relativo de poder de ella pueda dejarlo a él en un segundo lugar e
inferiorizado
Seudoapoyo
Apoyos que se enuncian sin ir acompañados de acciones
cooperativas, realizados con mujeres que acrecientan su ingreso al espacio
publico. Se evita con ello la oposición frontal, y no se ayuda a la mujer a
repartir su carga doméstica y tener más tiempo.
Resistencia pasiva y distanciamiento
Este mM consiste en utilizar diversas formas de oposición
pasiva y abandono: falta de apoyo o colaboración, desconexión, conducta al
acecho (no toma la iniciativa, espera y luego critica. "Yo lo hubiera
hecho mejor"), distanciamiento, amenazas de abandono o abandono real
(refugiándose en el trabajo o en otra mujer "mas comprensiva"), etc.
Rehuir la crítica y la negociación
Con este mM se intenta acallar los reclamos de la mujer
respecto a las actitudes dominantes del varón y evitar el cambio sosteniendo
que él no lo deseó. Se acompañan generalmente de culpabilización hacia el
cambio femenino. Algunas frases que reflejan esta maniobra son : ¿porqué
debería cambiar si tu cambias?, ¡Es tu problema! ¿De qué te quejas si me
conociste así? ¡Si no hubieras cambiado todo estaría bien!
Promesas y hacer méritos
Maniobras en las que frente a reclamos de la mujer el varón
realiza modificaciones puntuales que implican ceder posiciones provisoriamente
por conveniencia, sin cuestionarse la creencia errónea de la
"naturalidad" de la tenencia de dicha posición. Estos cambios suelen
dejar d realizarse cuando la mujer deja de enfadarse y acepta darle "otra
oportunidad ". Algunos ejemplos: hacer regalos, prometer ser un buen
hombre, ponerse seductor y atento, hacer cambios superficiales, reconocer
errores frente a amenazas de abandono.
Victimismo
Por este mM el varón se declara víctima inocente de los
cambios y "locuras" de la mujer., con culpabilización acompañante
para intentar doblegarla. Si finalmente él se decide a algún cambio, lo vive
como un gran sacrificio, por lo que no se le puede pedir mucho, esperando ser
aplaudido por pequeños cambios y frustrándose si no lo hacen
Darse tiempo
Este mM consiste en postergar y alargar el tiempo de
decidirse a darle importancia a los cambios y reclamos femeninos o a cambiar,
hasta que haya algo que obligue (en general un ultimátum de separación). Se
manipula el tiempo de la respuesta al pedido de cambio intentando dilatar la
situación de injusticia relacional. Es una clara maniobra de poder en tanto
obliga a la mujer a someterse a los tiempos y deseos del varón, que es quien
conserva el poder de decisión del momento de comenzar un cambio.
Dar lástima
Cuando el varón realiza este mM procura que se apenen de él
para lograr que la mujer ceda. Para ello, puede, desde buscar aliados que
comprueben lo "bueno" que él es (y lo "mala" que es ella),
hasta comportamientos autolesivos tales como accidentes, aumento de adicciones,
enfermedades, amenazas de suicidio, que apelan a la predisposición femenina al
cuidado y le inducen a pensar que sin ella él podría terminar muy mal. El varón
exhibe en estos últimos comportamientos, manipulativamente, su invalidez para
el autocuidado.
EFECTOS DE LOS MICROMACHISMOS
En las mujeres los mM suelen provocar:
-
un
agotamiento de sus reservas emocionales y de la energía para sí, con una actitud
defensiva o de queja ineficaz por el sentimiento de derrota e impotencia que
producen,
-
un
deterioro muchas veces enorme de su autoestima, con aumento de la
desmoralización, aumento de la inseguridad y disminución de la capacidad de
pensar (los estudios epidemiológicos muestran que las mujeres en pareja
disminuyen su salud mental y calidad de vida, al contrario de los varones,
quienes las aumentan),
-
una
disminución de su poder personal y parálisis del desarrollo personal.
En los varones los efectos de su ejecución de los mM suelen
ser:
-
un aumento
o conservación de su posición superior y de dominio, con desinterés creciente
de las necesidades y derechos de la mujer,
-
una
afirmación de su identidad masculina, sustentada en las creencias de
superioridad sobre la mujer y la autonomía autoafirmativa con negación de la
vincularidad,
-
un
aislamiento receloso creciente, ya que el dominio no asegura el afecto
femenino, sólo obediencia, y sólo puede generar aumento del control o aumento
de la desconfianza e incomprensión hacia la mujer a quien no se puede controlar
nunca plenamente.
Finalmente, los mM producen en el vínculo:
-
el
encarrilamiento de la relación en dirección a los intereses del varón,
favorecido esto por el mandato cultural hacia las mujeres de que acepten al
varón como es, y que a lo sumo lo traten con sus armas "ocultas".
Sutilmente se van creando las condiciones para forzar la disponibilidad de la
mujer hacia el varón y no lo inverso. Los mM llevan al "dejar hacer"
femenino que permite que predominen los tipos de situaciones que el varón
desea, ya que dicho "dejar hacer" lleva a que dependa del varón qué,
cuánto se puede hacer, y cuándo. Todo esto lleva a la perpetuación de los
desbalances de poder y de las disfunciones en la relación (muchas mujeres
suelen decir: ¡Cómo no voy a ceder. No puedo estar peleándome todo el tiempo!)
-
etiquetamiento
de la mujer como "la culpable" del deterioro del vínculo, cuando ella
desea un cambio y él se niega a moverse hacia la igualdad. A veces, la mujer
percibe que algo anda mal en el vínculo y él lo niega.
-
guerra
fría, transformación de la pareja en adversarios convivientes, y empobrecimiento
de la relación, creándose el terreno favorable para otras violencias y abusos.
CONSIDERACIONES FINALES
Pero la transformación se basa en esos dolorosos
reconocimientos y aceptaciones.
Ponerlos en evidencia debería ser útil para las que las
mujeres pudieran:
-
legitimar y
ampliar su registro perceptivo de los comportamientos masculinos de dominación
que ellas sufren y que los varones generalmente no reconocen realizar.
-
reconocer
el lenguaje de acción y manipulación- que no de palabras -, tan propio de los
varones pese a la creencia que la manipulación es un arma fundamentalmente
femenina.
-
disminuir
la culpabilización inducida por estas maniobras y recuperar su pensamiento y
posibilidades de acción autónoma en la vida de pareja cotidiana.
-
aumentar
las posibilidades de crear sus modos de evitación y resistencia ya que lo que
se ve claramente puede ser mejor combatido.
Alertar sobre su existencia y frecuencia supone también
criticar las creencias que las violencias de género son solamente sus formas
más dramáticas y que sólo la ejercen algunos varones. Nombrar los mM debería
servir para contribuir a que los varones que no se reconocen en el ejercicio de
la violencia mayor, que tienen una ética de justicia y respeto, no ignoren las
propias maniobras de dominio y dominación cotidianas. Para ello es necesario:
-
Estar
dispuesto a una autocrítica sobre el ejercicio cotidiano del poder y sobre la
socialización en que son criados, la que avala la superioridad sobre las
mujeres y por tanto la creencia en tener derechos sobre ellas.
-
Entrenarse
en el cambio de actitudes hacia la igualdad y el respeto, ya que sólo con
conocer no alcanza. Los grupos de reflexión de varones son un buen espacio para
ello.
-
Eomar
iniciativas para realizar acciones, en tanto varones, que favorezcan la
erradicación de las violencias de género y no dejar que sean únicamente las
mujeres que luchen contra la violencia que nosotros producimos.
-
Finalmente
hacer visibles los mM debe servir para no olvidar que son factores que deben
tenerse en cuenta en las estrategias de erradicación de la violencia de género.
Para esto no es necesario un ámbito particular, ya que al ser comportamientos
habituales en lo cotidiano, se pueden realizar acciones contra ellos en todo s
los ámbitos (salud y educación fundamentalmente).
ANEXO PARA
PSICOTERAPEUTAS
En lo personal:
·
Intentar
develar sus puntos ciegos y revisar sus prejuicios sexistas en relación con su
propia posición de género, los aspectos asimétricos de su relación con el otro
género y sus creencias sobre la responsabilidad del trabajo doméstico.
·
Revisar sus
ideas y comportamientos en relación con la reciprocidad en el cuidado entre las
personas, la justicia y la democracia en los vínculos.
·
Aclararse
las propias creencias sobre la determinación de los comportamientos de
dominación y sus eventuales justificaciones, y la propia reacción frente a
ellos (temor, parálisis o enfrentamiento).
En lo teórico-técnico:
·
Conocer los
modos de construcción de la condición masculina, sus privilegios y sus costos,
a fin de ayudar a la pareja y al propio varón a desconstruir los aspectos
dominantes del rol masculino tradicional.
·
Tener una
actitud clínica de alerta para detectar las maniobras de control de los varones
(que fácilmente pueden quedar invisibilizadas). Para ello la clasificación
antes propuesta puede ser muy útil.
·
Tener la
capacidad de confrontar, de soportar confrontaciones y de poner en práctica la
autoafirmación de modo asertivo
COMENTARIO
Bueno lamentablemente el machismo se sigue viviendo en nuestra
sociedad, pero esto ocurre porque lamentablemente la mujer es sometida al maltrato
ya que nosotras permitimos eso y no hacemos nada para acabar con esto y es por ello
que nosotras las mujeres aún seguimos sometidas a lo que el hombre dispone y
tenemos que aguantar los maltratos no solamente físicos sino psicológicos.
Con solo una mirada de un hombre muchos casos la mujer tiene
miedo a que le haga algo malo y siempre obedecen y son cobardes en poner un
alto porque nosotros como seres humanos tenemos derechos igual que ellos, una
mujer no solamente es en la cocina si no también trabajando y asi poder apoyar
con los gastos del hogar y sobre todo con los hijos, ya que ellos ven ese
modelo y van a copiar cuando ellos tengan su propios hogares .
Para finalizar el micromachismo afecta a tantos hogares por
eso vemos tantos casos de violencia que no para tantos muertes de personas
inocentes que por solo tener miedo a la pareja no dicen nada porque tienen fe
que con un disculpa o perdón pueden cambiar.
GLOSARIO
·
Deslegitimar: Privar de validez o legitimidad.
·
Inocula: Pervertir, contaminar
·
Misógino: Que odia o siente
rechazo hacia las mujeres.
·
Envergadura: Importancia, amplitud, alcance
·
Axiomática: Evidente, incuestionable
·
Transgresión: Violación de
un precepto, de una ley o de un estatuto.
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Expoliar.- Quitar a alguien lo que le pertenece
violenta o injustamente
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Insidiosa: Se aplica a la persona que engaña de modo
oculto o disimulado para perjudicar.
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Coercitivos: Que refrena o reprime por algo.
·
Misógino.- Que odia o siente rechazo hacia las
mujeres
·
Adjudicar: Conceder o dar
una cosa a la que aspiran varias personas o entidades.
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