EL GÉNERO
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PERSPECTIVA
DE GÉNERO
El análisis de género es la síntesis
entre la teoría de género y la llamada perspectiva de género derivada de la
concepción feminista del mundo y de la vida.
Esta perspectiva reconoce la
diversidad de géneros y la existencia de las mujeres y los hombres, como un
principio esencial en la construcción de una humanidad diversa y democrática.
Sin embargo, plantea que la dominación de género produce la opresión de género
y ambas obstaculizan esa posibilidad. Una humanidad diversa democrática
requiere que mujeres y hombres seamos diferentes de quienes hemos sido, para
ser reconocidos en la diversidad y vivir en la democracia genérica.
Desde un análisis antropológico de
la cultura es importante reconocer que todas las culturas elaboran
cosmovisiones sobre los géneros y, en ese sentido, cada sociedad, cada pueblo,
cada grupo y todas las personas, tienen una particular concepción de género,
basada en la de su propia cultura. Cada quien aprende a identificarse con la
cosmovisión de género de su mundo y hasta hay quienes creen que la suya es
universal.
Es importante identificar las
diversas cosmovisiones de género que coexisten en cada Sociedad. Es posible que
una persona a lo largo de su vida modifique su cosmovisión de género
simplemente al vivir.
La perspectiva de género permite
analizar y comprender las características que definen a las mujeres y a los
hombres de manera específica, así como sus semejanzas y diferencias. La visión
de género feminista permite establecer correlaciones entre las posibilidades de
vida de mujeres y hombres y los tipos de sociedad. Es decir, la perspectiva de
género feminista no se limita a universos occidentales y urbanos.
El análisis de género feminista es
detractor del orden patriarcal, contiene de manera explícita una crítica a los
aspectos nocivos, destructivos, opresivos y enajenantes que se producen por la
organización social basada en la desigualdad, la injusticia y la jerarquización
política de las personas basada en el género.
La reunión de las mujeres para
pensar el mundo, entenderlo, criticarlo e incidir en su transformación lleva ya
dos siglos. Las mujeres han compartido sus descubrimientos, comparado y
sistematizado su experiencia y poco a poco han tejido consensos a las
alternativas.
La expansión de género feminista es
uno de los hechos más alentadores de la globalización.
Hoy, la perspectiva de género es uno
de los procesos socioculturales más valiosos por su capacidad de movilizar y
por sus frutos.
Por primera vez, en medio de
incomprensión y hostilidad, incluso de acciones anti-perspectiva de género
recrudecidas, las políticas públicas, los procesos participativos impulsados
por las mujeres tienen a las mujeres como protagonistas, destinatarias y
beneficiarias.
La perspectiva de género expresa las
aspiraciones de las mujeres y sus acciones para salir de la enajenación para
actuar cada una como un ser-para-sí y, al hacerlo, enfrentar la opresión,
mejorar sus condiciones de vida, ocuparse de sí misma y convertirse por esa vía
en protagonista de su vida.
No ha sido sencillo lograr la
aceptación de la perspectiva de género, ya que hacerlo conduce a desmontar
críticamente la estructura de la concepción del mundo y de la propia subjetividad.
Los temas que abarca el género no
son extremos ni indiferentes. El género no provoca indiferencia: irrita,
desconcierta o produce afirmación, seguridad, y abre caminos. La perspectiva de
género exige además nuevos conocimientos. Irrita a quienes no quieren aprender.
Exige pensar de otra manera y desarrollar comportamientos distintos y un nuevo
sentido de la vida.
Esta perspectiva exige de mujeres y
hombres, si somos mujeres y hombres en transición, democráticos y alternativos,
encontramos en esta perspectiva los argumentos y los conocimientos para
convalidar discrepancias y alternativas, y además para aprender.
¿Género igual a mujer?
Entre quienes trabajan y participan
de manera pragmática con las mujeres se ha extendido la creencia de que el
género es concepto relativo a la mujer.
La perspectiva de género es
percibida como una técnica más. Con esa percepción y por obligación
institucional mujeres y hombres conocen la perspectiva de manera superficial y
disminuida.
En los últimos tiempos ha cobrado
importancia la llamada capacitación en género en las oficinas, las
organizaciones civiles, los partidos políticos. La capacitación es
verdaderamente pobre porque sólo se dan elementos de manejo superficial.
La perspectiva de género ha sido
víctima de la burocratización por parte de quienes impulsan acciones que
inciden en la reorganización social, la reconversión económica y política y la
aculturación de las mujeres. Sus escasos conocimientos y sus visiones impiden
una comprensión cabal de la profundidad de los planteamientos.
El trabajo bajo la perspectiva de
género llega a ser experimentado como una concesión a las mujeres. El supuesto
es que las mujeres no deben ser parte de los esfuerzos institucionales
económicos y políticos, que el desarrollo y la democracia son asuntos
masculinos.
Encontramos a quienes no se han
sumando a los esfuerzos por eliminar la opresión genérica. No han tenido ni la
convicción, ni la necesidad vital y no se identifican con la causa de las
mujeres. Su trabajo es institucional y reproducen un tratamiento machista hacia
las mujeres.
Las múltiples distorsiones de la
perspectiva de género provienen también de su uso exclusivo para analizar a las
mujeres y desarrollar programas con ellas. Personas, grupos e instituciones que
tienen posturas de hostilidad y no se identifican con el feminismo, son capaces
de adoptar con cinismo formas convenientes de la perspectiva de género.
El reformismo de género tiene como
límites la intocabilidad de los hombres y de los poderes institucionales. Se
apoya en una visión tradicional sexista sobre las mujeres, como si sólo
desarrollaran su conciencia mediante acciones institucionales de género.
El encuentro de las acciones de
género con las mujeres es sólo eso: un encuentro que permite apoyar a las
mujeres, pero son ellas mismas quienes hacen los cambios, se arriesgan y actúan
para enfrentar condiciones injustas; para mejorar y para construir
alternativas. Los motivos de las mujeres no están en la perspectiva de género,
sino en su vivencia del género.
A pesar de todos los tropiezos, la perspectiva de género avanza, se difunde, se expande.
Teoría de género y perspectiva
de género
El género es una teoría amplia que
abarca categorías, hipótesis, interpretaciones y conocimientos relativos al
conjunto de fenómenos históricos construidos en torno al sexo.
El mecanismo cultural de asignación
del género sucede en el ritual del parto: al nacer la criatura, con la sola
mirada de sus genitales, la partera o el partero dice y nombra a la vez: “es
niña” o “es niño”. A partir del momento de ser nombrado, el cuerpo recibe una
significación sexual que lo define sujeto de su masculinidad o de su feminidad.
El género es una construcción
simbólica y contiene el conjunto de atributos asignados a las personas a partir
del sexo. Se trata de características biológicas, físicas, económicas,
sociales, psicológicas, eróticas, jurídicas, políticas y culturales.
El género implica:
·
Las
actividades y las creaciones del sujeto
·
La
intelectualidad y la afectividad; la subjetividad del sujeto.
·
La identidad
del sujeto o autoidentidad en tanto ser de género
·
Los bienes
del sujeto: materiales y simbólicos
·
El poder del
sujeto
·
El sentido
de la vida y los límites del sujeto.
La sexualidad, materia del género,
es el conjunto de experiencias humanas atribuidas al sexo y definidas por la
diferencia sexual. La sexualidad, condensada en el género define:
·
Los grupos
genéricos.
·
Los sujetos
particulares: las mujeres y los hombres.
·
Las
relaciones sociales definidas en torno al sexo por edades
·
La cultura
·
La vida de
principio a fin de cada persona
Las mujeres y los hombres por sus
características pertenecen a la categoría social de género, son sujetos de
género.
Las organizaciones sociales
genéricas, expresan la organización social de la sexualidad y están
constituidas por sujetos, relaciones, instituciones y acciones sociales.
El análisis genérico abarca las
condiciones de género de los sujetos, condiciones asignadas y desarrolladas en
las personas y por ellas mismas a partir de las posibilidades sociales reales y
de los estereotipos culturales.
Destacan en las condiciones de
género la corporalidad, el psiquismo y la subjetividad.
La perspectiva de género incluye el
análisis de las relaciones sociales intergenéricas (entre personas de géneros
diferentes) e intragenéricas (entre personas del mismo género).
La teoría de género conlleva el
análisis de la eficacia real y simbólica de las capacidades de conservación, innovación
y cambio que presentan las diversas dimensiones de mundo.
En su dimensión política, la teoría
de género política proporciona recursos para reconocer y analizar la diferente
conformación de poderes que corresponden a cada género, la perspectiva de
género permite comprender la complejidad social, cultural y política que existe
entre mujeres y hombres, ignorada por otros enfoques.
Otras visiones dominantes en nuestra
cultura consideran que las diferencias entre mujeres y hombres son naturales no
tiene la suficiente importancia como para impactar al desarrollo.
Son enfoques que minimizan no sólo
las diferencias de vida y de ser entre mujeres y hombres, además no reconocen
las relaciones de desigualdad y la inequidad vital entre ambos géneros como producto
del orden social al invisibilizar el origen histórico de la desigualdad entre
mujeres y hombres.
Otros enfoques contribuyen a
reproducir las condiciones que omiten y coadyuvan a la opresión de las mujeres
al no contabilizar su existencia y al no considerarlas como parte de la
sociedad, del desarrollo y de la democracia.
La perspectiva de género contiene
recursos para demostrar las conexiones entre el atraso en el desarrollo, la
miseria y las injusticias, de acuerdo con el orden social dominante.
La perspectiva de género y los mitos fundantes
Asumir la perspectiva de género
requiere un gran esfuerzo y conduce a una revolución intelectual interna de tipo
personal y a una revolución cultural de las mentalidades.
La teoría de género está construida
dialécticamente y el análisis de género se corresponde con esa lógica.
La crisis más aguda en las
mentalidades que se produce al utilizar la teoría de género consiste en que en
ésta traslada la explicación de lo que sucede a mujeres y a hombres de la
naturaleza a la historia y, además, plantea que mujeres y hombres no han sido
creados por seres sobrenaturales ni por divinidades, sino que son construidos
social y culturalmente.
El mito científico que afirma la
condición natural de los seres humanos se apoya en los conocimientos
científicos generados en torno a la evolución humana como parte de los procesos
de evolución de la vida.
Uno es el de la naturaleza animal de
la sexualidad humana y otro es el de la determinación genética de todo lo que
la persona pueda ser en el transcurrir de su existencia. A estos mitos se suma
el de la determinación instintiva de la conducta y de las formas de
comportamiento de las mujeres y de los hombres.
La concepción híbrida religiosa creacionista
y científica naturalista es parte también de la identidad de género de cada
quien.
El choque con la perspectiva de
género se expresa más, al parecer, en la dificultad de comprender las
alternativas a la opresión y la disparidad genéricas.
Asimismo cuando los planteamientos
de género tocan aspectos del poder, la escucha binaria convierte las propuestas
en actos de subversión, como si las mujeres se propusiesen voltear el mundo al
revés y construir un mundo de dominio de las mujeres sobre los hombres.
La propuesta de género feminista
implica una redistribución de los poderes sociales, la transformación de los
mecanismos de creación y reproducción de esos poderes, para deconstruir la
opresión y la enajenación de género y crear poderes democráticos.
La perspectiva de género implica una
mirada ética del desarrollo y la democracia como contenidos de vida para
enfrentar la inequidad, la desigualdad y los oprobios de género prevalecientes.
La perspectiva de género es una de
las concreciones de la cultura feminista y, como tal, incluye el conjunto de
acciones prácticas que se realizan en todo el mundo para enfrentar la opresión
de género.
La perspectiva de género exige de
esta forma una voluntad alternativa y la metodología para construirla a través
de acciones concretas.
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